Las estadísticas no engañan. Después del verano hay un incremento notable de los divorcios. ¿Por qué ocurre esto? A simple vista parece contradictorio que una estación asociada al disfrute y al relax pueda desencadenar crisis en las relaciones de pareja
Sin embargo, si analizamos algunos factores psicológicos y sociales veremos que ciertos aspectos relacionados con el verano pueden desencadenar en este aumento de divorcios tras la época estival. Y que no hay solo un motivo, sino varios.
La convivencia en verano: causante de las crisis de pareja
- Más tiempo juntos, más conflictos: durante el año, las parejas suelen tener rutinas laborales y sociales que las mantienen separadas durante gran parte del día. El verano, con sus vacaciones y tiempo libre, implica una convivencia mucho más intensa. Esta cercanía constante puede exacerbar tensiones latentes o revelar incompatibilidades que, en la rutina diaria, pasan más desapercibidas.
- Expectativas poco realistas: las vacaciones a menudo vienen cargadas de altas expectativas: viajes soñados,momentos inolvidables, una conexión profunda con la pareja. Sin embargo, la realidad puede ser muy diferente.Cuando estas expectativas no se cumplen, puede generar frustración y desencanto.
El factor estrés: más allá de la diversión
- Presión económica: los gastos adicionales que implican las vacaciones, los viajes, el salir a comer o a cenar… pueden generar estrés financiero. Las discusiones sobre el dinero son una de las principales causas de conflicto en las parejas, y el verano puede magnificar estas tensiones.
- Cansancio y sobrecarga: aunque el verano se asocia al descanso, también puede ser una época de gran actividad y estrés. La organización de viajes, la conciliación familiar y laboral, y la búsqueda constante de actividades pueden generar una sensación de agotamiento que dificulta la comunicación y la resolución de problemas.
Tiempo para reflexionar: una oportunidad para el cambio
- Perspectiva sobre la relación: el verano puede ser un momento de introspección y reflexión. Alejados de la rutina diaria, las parejas tienen la oportunidad de evaluar su relación y preguntarse si están satisfechas con ella.
- Comparación con otras parejas: las redes sociales y los entornos vacacionales pueden generar una sensación de comparación con otras parejas, lo que puede llevar a sentimientos de envidia o insatisfacción con la propia relación.
¿Cómo afrontar el verano en pareja?
- Comunicación abierta y honesta: hablar claramente sobre las expectativas, las preocupaciones y los sentimientos es fundamental para prevenir discusiones.
- Establecer límites: Es importante definir los espacios individuales y de pareja para evitar la sensación de sobrecarga.
- Flexibilidad y adaptación: las vacaciones no siempre salen como se planean. Aprender a adaptarse a los cambios y disfrutar de los pequeños momentos es clave.
- Buscar ayuda profesional: si las tensiones van en aumento y no sabéis cómo resolverlas, acudir a terapia de pareja puede suponer salvar vuestro matrimonio.
El aumento de divorcios tras el verano es el resultado de una combinación de factores psicológicos y sociales. Sin embargo, también es una oportunidad para que las parejas reflexionen sobre su relación y tomen decisiones importantes para su futuro.
Cómo sobrevivir a un divorcio
La gestión de las emociones desempeña un papel crucial e importantísimo en un divorcio. Es normal pasar por un amplio catálogo de emociones, de la tristeza a la ira, de la libertad al miedo, de la certeza a la confusión. Todas ellas forman parte del duelo y rara es la vez que se puede gestionar sin ayuda externa. La terapia individual o de grupo puede ser una herramienta muy valiosa para navegar por ese mar de emociones de manera constructiva y aprender a gestionarlas, a afrontarlas y a superarlas.
En cuanto a la comunicación con la expareja, establecer límites claros y mantener una comunicación respetuosa y centrada en cuestiones prácticas, especialmente cuando hay hijos involucrados, puede ayudar a minimizar conflictos innecesarios.
Finalmente, enfocarse en el autocuidado es esencial. Esto implica mantener una rutina de bienestar físico y mental que incluya ejercicio regular, una alimentación equilibrada y tiempo para el descanso y el relax. Cuanto más cuidemos de nosotros mismos durante el proceso de divorcio, mejor estaremos preparados para construir una nueva vida después de la separación.
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