Aquí lanzo la pregunta estrella que nos hacen a menudo: ¿los edulcorantes son mejor opción que el azúcar, verdad?
El azúcar y derivados:
El azúcar de mesa o azúcar de caña son en gran proporción sacarosa. Las moléculas de sacarosa están formadas por una molécula de glucosa y una de fructosa. Cuando la ingerimos nuestro organismo absorbe ambos compuestos que, de forma simplificada, pasan a la sangre.
Esto se traduce en el llamado aumento de azúcar en sangre o glucemia basal, a lo que nuestro organismo responde liberando insulina.
Hemos de imaginar que el azúcar (glucosa) va por la carretera (venas y arterias) y ha de refugiarse en casa (en las células) porque no puede vivir en la carretera. En las células, hará su función (proporcionar energía), pero siempre tendremos que abrirle las puertas, con la llave (insulina).
Cuando la glucemia se eleva en exceso, la insulina se libera en abundancia para contrarrestarlo. Que este proceso se dé de forma ocasional no es un problema, pero sí lo es cuando se generan estos picos de forma habitual y constante. A la larga puede acarrear consecuencias, hipoglucemias reactivas, enfermedades autoinmunes como la diabetes, otros problemas relacionados con la resistencia a la insulina.
Por si os lo estabais preguntando y tranquilos, es habitual, os contesto de forma anticipada: no. El azúcar no es imprescindible para vivir y menos aún para los niños. Lo que si es necesaria es la glucosa como otro sustrato más (pero no es el único sustrato que podemos utilizar).
Además, nuestro organismo puede obtener glucosa a partir de diferentes alimentos que nosotros ingerimos, y el azúcar no es la opción más saludable para obtenerla. Debemos anteponer alimentos, tubérculos y frutas.
¿Y el azúcar moreno, azúcar de coco, panela, integral, agave…?
En realidad, todo esto son sinónimos de azúcar. Vaya, que son primos-hermanos y no hay apenas diferencia.
Otros nombres o ingredientes que podríamos encontrar en un producto que son sinónimos de azúcar son: fructosa, dextrosa, sirope de…, jarabe de…, dextrosa, maltodextrina, almíbar…
La mejor opción es no añadir nada al café, al té, al yogur… y acostumbrar a nuestro paladar al sabor natural de los alimentos ya que este se acostumbra, pero no se puede hacer de un día para otro y muchas veces se necesita hacer un transición, que podemos ayudarte a hacer en consulta de psiconutrición.
No es un camino fácil, ya que el dulce genera adicción y ansia por comer más dulces, hasta el punto de controlar nuestras preferencias y elecciones. El sabor dulce debe provenir de los alimentos que lo contengan de forma natural (no añadido). Para ello es importante revisar las etiquetas de los alimentos que compramos.
¿Entonces los edulcorantes son mejor opción?
Aunque estos aportan muy pocas calorías y algunos no generan picos de azúcar en sangre ya que se inventaron para evitar esos picos de glucosa sobre todo en personas diabéticas, también presentan inconvenientes.
Hay una asociación directa entre el consumo de edulcorantes y la alteración de la microbiota intestinal basaba en múltiples estudios científicos.
Debemos cuidar la microbiota todo lo que podamos, mucho, ya que es determinante en nuestro estado de salud.
Además, lo edulcorantes no nos permitirán reeducar a nuestro paladar porque aportan un sabor dulce muy potente y que nos sigue generando adicción, igual que el azúcar y derivados. El cerebro no termina de entender ese sabor dulce, y segrega la insulina y se prepara para el aporte de glucosa que no recibe.
Los productos “sin azúcares añadidos” o “light” suelen estar repletos de estos (los podemos detectar en la tabla de valor nutricional como “polioles” o “polialcoholes” y en la lista de ingredientes con otros nombres), y por ello, no son una opción más saludable que la versión original con azucares añadidos.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda no sobrepasar los 25g de azúcar al día (17g en niños) pero, hoy en día, el azúcar añadido se encuentra presente en tantos alimentos de nuestra rutina diaria que se supera rápidamente de forma casi desapercibida y es muy complicado controlar esa cantidad.
Desde nuestro Centro de Terapia Breve en Madrid, aconsejamos reducir progresivamente ambos de tu alimentación hasta eliminarlos por completo de tu rutina y consumirlos en ocasiones puntuales en las que no habría problema.
No dejes que ellos tengan el control sobre tus preferencias debido a su poder adictivo.